23 de octubre de 2015

Una experiencia difícil de contar

Sé que a muy poco les interesa lo que voy a contar, pero siento que si no lo hago no estoy haciendo lo correcto.
Hoy luego del colegio subí al colectivo, cerca de media hora después subió un chico. No importa quien sea. Cuando el colectivo se vacío (ya que estaba lleno) el chico paro al lado de mi haciendo agarrándose del de en frente para sostenerse. Podría decirse que mi mama me enseño que las manos dicen mucho de las personas y desde chica que observo las manos de los demás. Al hacerlo descubrí que en su mano tenia cicatrices. Al principio le reste importancia ya que parecía comunes, las típicas lastimaduras, pero luego me di cuenta de que no eran simples cicatrices sino quemaduras, quemaduras de cigarrillo. También cortaduras viejas en sus dedos. Se perfectamente que está mal observar fijamente a otra persona, pero me llamo demasiado la atención que decidí mirar el rostro del chico. Tenía una quemadura reciente en la mejilla derecha. Y su otro lado también parecía maltratado sin contar las ojeras que tenía. Yo realmente no sé cuál es la situación de este chico, pero no puedo evitar pensar que tal vez la está pasando mal y nadie hace nada por ello. Si hay algo que me duele en el alma es ver a otros sufrir. Y odio ser tan sensible al punto que escribo esto con lágrimas en los ojos.
Al punto que quiero llegar es que no se queden de brazos cruzados, si pueden ayudar ayuden y no permitan que niños o jóvenes, los cuales dicen que son el futuro de nuestro mundo, sufran de esa forma. No hay que permitir que esto pase. Yo, como muchas personas, entiendo que es difícil a veces ayudar, pero con, tal vez, solo sonreír, le estas dando esperanza a alguien que ya no la tienen.

Desde ya muchas gracias al que leyó esto y espero que sirva de algo no haberme quedado callada.

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